sábado, 27 de marzo de 2010

puta

¿Sabéis el típico telefilm de mierda que echan los sábados y domingos por la tarde, que lo empiezas a ver sólo para conseguir que tu siesta sea más placentera? Pues de eso no os voy a hablar. Os hablaré de la palabra puta.

El otro día pillé un cabreo importante por una estupidez. Fue un cabreo de esos tontos, fugaces, de esos que te enfadas contigo mismo y ya de rebote con el mundo en general. Estallé en un sinfín de improperios. Y tres de cada cuatro insultos que lancé al aire eran o contenían la palabra puta.

Estamos ante un término digno de estudio.

Puta es la quintaesencia del insulto. Es el alfa y el omega de la ofensa. Lo es todo. Lo tenemos considerado el insulto más grave. Cuando un niño pequeño lo dice se para el mundo. '¡Mamá, Pedrito a dicho puta!'. Es lo máximo. Para niños y para adultos. Puta se cuela en toda bronca que se precie. Y es que ningún insulto tiene su poder. Pero ojo, porque su poder es complejo.

Puta no tiene sentido como insulto en sí. Me explico. Tú no vas a herir a nadie utilizando esa palabra como insulto. Puta está tan integrada en nuestro vocabulario que ya ha perdido casi todo su significado. Su poder va por otro lado. Concretamente está en el hecho de decirlo. Gritar puta es como una liberación para la persona que está enfadada. Es lo primero que te viene a la boca. Puta o cualquier variante y/o expresión que la contenga. La palabra sale sola, llena de energía. Es formidable. Y mola un huevo decirla. Te libera. Es como la palabra mágica para soltar la ira. Como si la rabia sólo se pudiera expulsar del cuerpo usando ese vocablo.

Lo que no entiendo es el porqué de su poder. No sé cual es su secreto. Por su significado no puede ser. Una puta, una prostituta, es una mujer que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero, qué os voy a contar. Es un oficio, quizá el más antiguo que existe. No es propiamente un insulto. Ya sé que está mal visto y que por ahí se intenta herir, pero como insulto en sí sería peor decir 'eres un gusano de seda' o 'eres Satanás'. Eso sí que serían cosas feas, malas. ¿Pero puta?

Me planteo entonces que su poder provenga de su fonética. Puta tiene una sonoridad que ya quisieran muchas palabras. Haces esa explosión de labiales con todas tus fuerzas. Te llenas la boca de 'p' y luego sueltas el resto con rabia. Puta. Qué estallido, qué armonía. Es perfecto. Pero claro, sonoridad también tiene pistacho. Y yo no he visto a nadie utilizar pistacho como insulto.

Entonces, ¿qué es? ¿Por qué tiene tanto poder? Si alguien tiene alguna explicación, que la comparta. Yo no la tengo. Y tampoco tengo ganas de extenderme más, que hoy nos roban una hora y tengo que aprovechar el día. Esto de avanzar la hora me revienta. Ya hablaremos de ello, ya.

Sea como sea, larga vida a la palabra puta. Una de las mejores de nuestro vocabulario.

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