domingo, 18 de octubre de 2009

estaciones

- ¿Diga?
- Hola, ¿está Dios?
- Sí.
- Que se ponga.
- ¿De parte de quién?
- Que se ponga.
- A ver, un momento.
- ...
- ¿Si?
- Hola, Dios.
- Hola, mortal.
- Verá, tengo una propuesta que hacerle. Se trata de mejorar el funcionamiento de la climatología. Le cuento. Cuando acaba el verano, viene un período de tiempo muy jodido en el cual no sabes como salir vestido a la calle. Si sales muy fresco y por la tarde se gira frío, catarro asegurado. Si sales muy tapado, te asas durante toda la mañana. Esto cuando acaba el verano, pero cuando acaba el invierno pasa lo mismo. Es una putada este entretiempo. Y para colmo, cada vez es más difícil diferenciar las estaciones y saber cuando llega una y acaba la otra... En ese tema tiene usted fisuras, señor Dios. Mire, sinceramente, los humanos ya tenemos suficientes problemas como para tener que pensar cada día qué tiempo va a hacer... Disculpe, ¿sigue ahí?
- Sí.
- Ok, pues le quiero proponer una solución. Mire, la clave es reducir el numero de estaciones. Cuatro son muchas. Las unificamos y lo dejamos en dos. Invierno y verano. Incluso le podemos cambiar el nombre para que quede más comercial. No sé... frescote y calorada, algo así, que suene bien y sea reconocible, que no dé pie a confusiones. Entonces el tema es que durante medio año usted activa el frío y, llegados al día X, que eso ya lo acordaremos, calor a tope, verano total. Sin periodos absurdos de por medio. Y así sabremos que antes del día X tenemos que ir abrigados, y pasado ese día, frescos. Más cómodo para nosotros y más cómodo para usted. Piense que sólo tendrá que hacer un único cambio al año. ¿Es genial o no? ¿Qué le parece, lo ponemos en marcha?
- No.
- ¿Por qué?
- Cuelgue el teléfono.
- Oiga, que le estoy regalando una idea brillante...
- Cuelgue el puto teléfono o le convierto en una gamba.
- ¡Pero bueno!
- No me vuelva a llamar jamás.
- Es usted un grosero.
- Ya, pero usted morirá y yo no.
- Adiós.
- A mi.

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